El Milano
El conjunto prehistórico y de arte rupestre de El Milano es uno de los yacimientos más importantes del municipio de Mula. Descubierto en 1985, está formado por dos abrigos donde se conservan pinturas rupestres y un espectacular enterramiento de época eneolítica.
El Abrigo I es el de mayores dimensiones, con 9 m. de ancho, 4 m. de altura y 6 m. de profundidad. Las pinturas se distribuyen a lo largo de toda la pared rocosa, destacando dos formas pictóricas bien diferenciadas: la levantina o naturalista y la esquemática.
El Abrigo II es de menores dimensiones, y en él se documentó un enterramiento colectivo de inhumación fechado por C-14 en la transición del Neolítico al Eneolítico (5220±220 BP).
Desde 1998, el conjunto forma parte de los yacimientos de Arte Rupestre del Arco del Mediterráneo, incluidos en la lista del Patrimonio Mundial (UNESCO) y desde mayo de 2010 está presente en el Itinerario Cultural del Consejo de Europa.
El conjunto prehistórico y de arte rupestre de El Milano se localiza a 550 m. de altitud, en las faldas del denominado Cerro Rodero, aguas arriba y en la margen derecha del arroyo y barranco de El Milano. Se llega tanto por la pedanía del Niño de Mula como desde Bullas. Ambas poblaciones están comunicadas por una carretera interior que conduce al paraje de Balamonte-Cantincharia, donde una desviación a la izquierda nos lleva al camino del Arrebolao que nos acompaña hasta el pie del abrigo.
El lugar donde se encuentran los abrigos está rodeado de pinares y cultivos de secano. La reconstrucción paleoambiental del entorno difiere ligeramente de la actual. Conocemos por fuentes históricas que hasta finales del s. XV, la dehesa del río Mula tenía una cobertura vegetal formada por pinos, encinas y robles. En la actualidad, la zona responde a un clima tipo mediterráneo templado seco, con una vegetación a base de plantas xerófilas bien adaptadas al medio. Esparto, albardín y romero, dejan paso, en las laderas de los montes, al pino carrasco, al rosal silvestre y a la carrasca.
Como consecuencia de la escasa vegetación, la fauna desciende en número y especies. Podemos mencionar entre las aves a la perdiz, la tórtola, la paloma silvestre y, raramente, algunas rapaces nocturnas: búho y mochuelo. Dentro de los mamíferos, el conejo y la liebre son sus máximos representantes, destacando entre las especies de mayor tamaño el jabalí y el zorro.
El Abrigo I es el de mayores dimensiones, con 9 m. de ancho, 4 m. de altura y 6 m. de profundidad, presenta una orientación hacia el suroeste con un suelo rocoso sin sedimento. Las pinturas se distribuyen a lo largo de toda la pared rocosa, a pesar de las muchas alteraciones que presenta el soporte y que, lamentablemente, han afectado a las pictografías que integran el abrigo, destacando dos formas pictóricas bien diferenciadas: la levantina y la esquemática.
La pintura levantina
La pintura levantina, también conocida como naturalista, es una manifestación cultural de la sociedad prehistórica postpaleolítica. El origen y la cronología son cuestiones muy debatidas, aceptándose su origen en el Neolítico y perdurando hasta bien entrado el Eneolítico (6000-3000 a. C.). Las representaciones tienen como rasgo esencial la reproducción de escenas de humanos y animales formando composiciones de temática variada: caza, lucha, recolección, ganadería. La técnica empleada es fundamentalmente la de finas pinceladas, que siluetean la figura para después proceder al relleno interior. Los colores más utilizados son el castaño y el rojo.
En el Abrigo I, las pinturas de este tipo se localizan en el lado izquierdo, en una pequeña hornacina, donde se pueden apreciar figuras antropomorfas y zoomorfas.
Las figuras antropomorfas aparecen en la zona de la izquierda, destacando un personaje con un gran tocado o peinado triangular que se dirige hacia el centro de la concavidad (1). De cuerpo naturalista estilizado, dispone uno de sus brazos sobre una figura humana compañera, mientras que el otro se doblega sobre el pecho. La compañera, peor conservada y de formas menos cuidadas, parece presentar un tocado o peinado formado por dos protuberancias, a modo de moñetes, de los que penden sendas cintas (2). Frente a la anterior pareja, se disponen otras dos figuras que parecen dirigirse al mismo punto central. La más adelantada es un arquero de formas proporcionadas que presenta una cabeza de tamaño considerable (3). Con un brazo sostiene un arco y una flecha, observándose con claridad los dedos de las manos y de los pies. Tras este cazador aparece una figura humana de cabeza ovoide con los brazos extendidos. Parece ir vestida con una prenda completa que cubriría parte de las piernas, posiblemente se trataba de una mujer (4).
En cuanto a las figuras zoomorfas de este espacio rocoso, presentan una dirección ascendente hacía el extremo derecho. A primera vista, los animales dibujados parecen no tener relación escénica con las figuras humanas. Un ciervo (5) de gran cornamenta se sitúa en el punto más alto, al que sigue una posible cierva (6). Dos pequeños cuadrúpedos completan el panel en el que se ubican prácticamente la mayoría de las representaciones naturalistas del abrigo (7 y 8).
La pintura esquemática
Ocupa, como en el levantino, abrigos de escasa profundidad, con figuraciones humanas, de animales y también simbólicas y geométricas. En este caso, las figuras humanas y de animales se limitan a sus valores más conceptuales, hasta casi la abstracción. Están realizados con pintura roja en gruesos trazos. Mientras que el arte levantino es exclusivo de la fachada mediterránea española, los motivos esquemáticos están generalizados por toda la Península Ibérica. Su origen parece estar en el Neolítico Medio, extendiéndose hasta la Edad del Bronce (5000-2000 a. C.).
Las figuras de arte esquemático que documentamos en el abrigo corresponden a digitaciones, barras y trazos de difícil interpretación. Entre las principales formas destacan un grupo de figuras antropomorfas esquemáticas que se agrupan en tres tipos: en forma de Phi (φ), de tipo ancoriforme y pluricirculares. Los antropomorfos en forma de Phi (φ) están formados por un trazo vertical que forma el cuerpo, representando en el extremo superior la cabeza con un punto y en la parte inferior las extremidades con dos apéndices. Los brazos aparecen arqueados cerrándose en la cintura. Del primer tipo de antropomorfos tenemos paralelos en estaciones rupestres cercanas como La Serreta, Cueva de los Grajos y Las Enredaderas (Cieza), la Cañaíca del Calar (Moratalla) y los Abrigos del Pozo (Calasparra). El tipo ancoriforme lo encontramos en la zona final del abrigo. Se trata de un motivo formado por un trazo vertical y otro curvado hacia abajo en la zona superior, representando un posible antropomorfo. El último motivo es el pluricircular y está compuesto por una serie de elementos semiovalados que se disponen a ambos lados de un eje central.
El Abrigo II de menores dimensiones, con restos de pigmentos y el sepulcro. Concretamente nos encontramos ante un enterramiento colectivo de inhumación con calcinación parcial cronológicamente situado en la transición del Neolítico al Eneolítico (5220±220 BP). Dicho enterramiento colectivo pudo ser contemporáneo a las representaciones pictóricas esquemáticas, pero no a las de estilo levantino, lo que revela la utilización del espacio físico al menos, en dos momentos diferentes, constituyendo una imagen excepcional de la vida humana en un periodo de la evolución cultural de la humanidad.
Gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en la zona, fue posible delimitar un sepulcro de carácter sacro. Se trata de un pequeño recinto de planta ligeramente oval, hallado intacto en el momento de la excavación. La fosa estaba enmarcada por un cerco de piedra de mediano tamaño, perfectamente adaptada a la topografía del terreno. Para la realización del enterramiento se preparó el suelo apisonándolo y nivelándolo. Posteriormente se dispusieron las lajas de piedra en el suelo, configurando un espacio de unas dimensiones aproximadas de 1,40 x 80 cm. A continuación, se dispusieron entre 5 y 8 cadáveres en postura fetal e igual orientación, presentando alguno de ellos calcinación parcial y restos de cortes. Por último fue rellenado el espacio mediante un encachado formado por pequeñas piedras. A su alrededor se dispusieron otras piedras, hasta conseguir una superficie camuflada y regularizada. En un momento posterior y con un evidente respeto a los enterramientos ya existentes, se amplia la cámara funeraria junto a la pared rocosa del lado sur, para depositar un nuevo enterramiento individual totalmente calcinado y cubierto únicamente por un delgado estrato de tierra, cronológicamente datado en época campaniforme (2500-1800 a. C.).
Entre los materiales arqueológicos recuperados durante la excavación del sepulcro destaca el material lítico, con 19 piezas de silex y una azuela pulida en roca metamórfica; los objetos de adorno, principalmente 26 cuentas de collar de piedra y una valva de molusco con perforación; y el materiales cerámico, entre el que destaca un fragmento con decoración incisa de tipo campaniforme.
- MATEO SAURA, M. (1999): Arte rupestre en Murcia. Noroeste y tierras altas de Lorca, Murcia, 275 p.
- MATEO SAURA, M. (2011): Imágenes en la roca. La pintura rupestre en Mula (Murcia), Murcia 74 p.
- SAN NICOLAS DEL TORO, M.; ALONSO TEJADA, A. (1986): “Ritos de enterramiento. El conjunto sepulcral y pictórico de El Milano (Mula)”, Historia de Cartagena II, Murcia, pág. 201-208.
- SAN NICOLAS DEL TORO, M.; LÓPEZ, J. D.; ALONSO, A. (1988): “Avance al estudio del conjunto con pinturas rupestres de El Milano, Mula-Murcia”, I Congreso Internacional de Arte Rupestre, Caspe-Zaragoza 1985. Bajo Aragón Prehistoria VII-VIII, Zaragoza, pág. 341-346.
- SAN NICOLAS DEL TORO, M. (ed.) (2009): El conjunto prehistórico y de arte rupestre de El Milano. Mula, Murcia, Monografías Cepar I, Centro de Prehistoria y Arte Rupestre, Murcia, 151 p.
Para visitar el abrigo de El Milano es necesario contactar con la Oficina de Turismo.
Horario: todos los días de 10 a 14 horas, excepto martes.
Oficina de Turismo de Mula
Convento de Sa Francisco
C/ Doña Elvira, s/n.
30170 MULA – Murcia
Teléfono: 968 66 15 01
e-mail: turismo@aytomula.es
Web: www.turismodemula.es